Un tomo bastante entretenido y con buenas situaciones, pero me gustaría destacar como queda reflejado que Koiwai es un padrazo, simpático cuando tiene que serlo, pero que también sabe cuando hay que echar la bronca.
Entrando en más detalles, en este tomo le compran a Yotsuba una bici, siendo este uno de los momentos con los que uno puede sentirse identificado más facilmente. El hombre a cargo de la tienda es muy simpático y me saco un par de sonrisas, aunque cuando Yotsuba saco el sillín y este le dijo que la había roto me pareció un poco cruel, pero siempre se bromea con los niños.
Por otro lado, el padre de Yotsuba compra por primera vez leche de botella y para ellos está buenísima, a mi es que no me gusta la leche, pero imagino que será de calidad, de la que usan los gourmets (grumetes para Yotsuba XD) Aprovechan para dársela de probar a las vecinas, pero no hay suficiente y Fuuka se queda sin tomar. A causa de esto, a la mañana siguiente la pequeña prota la sigue hasta el colegio, tan solo para que la pruebe. Una vez llega el padre se lleva dos collejas y se la lleva de vuelta a casa, haciendo caso omiso de los lloros. Bien ahí, hay que ser firme en algunas ocasiones.
Otro capítulo que me gustaría destacar es en el que junto a Jambo, los tres montan una estantería. Me recordó a cuando montaba con mi padre los muebles de Ikea o como minimo le veía hacerlo. Aparece Yanda, volviendo a hacer de las suyas y sacando de quicio a Yotsuba.
El tomo en sí me gusto mucho, tiene una buena portada y las situaciones me gustan. La traducción cada día me gusta más, hacen que las confusiones de Yotsuba sean muy graciosas, como el caso de los gourmets, aunque hay más. En resumen, la serie sigue bien y entretiene, al menos a mi. Y reitero, apta para leer muchas veces, no te ríes como la primera vez, pero lo disfrutas.
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